Posteado por: vueltaalmundoen366dias | junio 27, 2011

Festival de Qoyllur Rity : una de nuestras experiencias humanas más fuertes…

Bajo propuesta de Natacha, hemos aprovechado su invitación en la comunidad indígena de los Queros para participar al Festival de Qoyllur Rity.

Actualmente candidata al UNESCO para estar clasificada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, las fiestas de Qoyllur Rity son una de las manifestacionas religiosas andinas más intensas de América latina, tanto por su gran devoción que por su exigencia física. Ubicada al pie del glaciar de Sinacara, en el campamento de Mawayany, a 4 600 metros de altura, esta fiesta mezcla a la vez los rituales incas dedicados a la celebración de los Apus (montañas, estrellas, sol, luna), con una fe cristiana casi omnipresnte. Un ilustre ejemplo de sincretismo religioso.

 

Entonces, son más de 30 000 fieles que acuden cada año, según el calendario andina, al pie del glaciar, perpetuando así un ritual presente desde ya hace dos siglos. Y realmente, tenemos que reconocer que no sabíamos bien cómo iba a ser esta otra aventura…

Por tanto, es con Victor que nos hemos ido desde Cuzco, un amigo antropólogo de Natacha, para juntarnos con la nación de los Queros, al pie del nevado. Después de 4h de bus, hemos empezado la ascensión hasta Mawayany de noche, más de 3h de caminata, sin olvidar de hacer algunas ofrandas de hojas de coca para desearse suerte. Antes de empezar, una mujer servía a todos maté de coca gratuitamente a cada peregrino, explicando que debía mucho al Señor…Comunidades enteras caminaban, tocando música, cantando, todos en trajes tradicionales, torchas en la mano, dibujando así de noche, un bonito recorrido luminoso a través las montañas. Un ambiente festivo y religioso ya bastante especial, era la primera vez que vivíamos algo parecido, y sólo era el inicio…

Aparte de las conversaciones apasionantes con Victor sobre su visión de las comunidades indígenas, sus rituales y sus modos de pensamientos, a cada icono que se encontraba en las montañas, las comunidades se paraban para hacer oraciones, de rodillas, gorros en las manos para rezar. Luego, bailes y cantos seguían, antes de reanudar la caminata, a un buen ritmo. Familias enteras se sucedían, mujeres como hombres llevaban cargas importantes, a veces calzadas con meras chanclas, y cantaban todo el largo del recorrido. ¡Vaya visión increíble descubrir la fuerza y la coraje de estos “Sherpa andinos”! También, nos ha sorprendido ver personas con muletas intentando llegar en el glaciar, tratando así de vivir de nuevo el camino expiatorio de Cristo. Fuegos artificiales, hombres llevando cruces de madera gigantes o diferentes imágenes de Cristo. Realmente, parecía que éramos en otra dimensión… La luz de la Luna era tan intensa, que ni  se necesitaba frontales, de hecho, era fascinante descubrir estas imponentes montañas de noche, en este ambiente.

Antes de ingresar en el campamento, cada congregación hacía su saludo oficial con bailes colorados y cantos, ante la imagen milagrosa de Cristo. Totalmente helados de frío, hemos itentado calentarnos en una de las carpas de plástico en las que se servía el Ponché- nuestro futuro compañero de viaje- tipo sopa de habas con un toque de alcohol de caña de azucar. Antes de juntarnos con la comunidad de los Queros, hemos visitado la iglesia con su famosa piedra sagrada con la representación divina.

Y es sólo a las 2h de la madrugada que hemos entendido de que os Queros se localizaban al pie de la montaña. Claramente, ya que sólo llegaban el día siguiente, nos hemos encontrado sin tienda para afrontar el -10ºC que nos esperaba. Hemos intentado buscar refugio en la iglesia, antes de que los “Ukukos”, los guardianos del Señor,  nos botaran de allá. Disfrazados de oso, ellos son muy respetado por la gente, cogen siempre una voz super aguda, para mantener el orden y la paz durante los diferentes actos litúrgicos.

Total, a las 4h de la madrugada, en un frío de muerte, nos hemos decididos en invertir en 5 metros de plásticos azul, para dormir en uno de las laderas de la montaña, protegidos por algunas piedras. Capacidad de adaptación a su paroxismo, quizas no hubiéramos sido capaces de hacerlo al inicio de nuestro viaje. Pero sí, hemos dormido como sintechos, pegados los unos con los otros, con un Victor que no conocíamos de nada algunas horas antes. ¡Vaya aventura! Equipamento de circunstancia: 2 sacos de dormir cada uno, 2 polares, 2 anoraks North Face de plumas, gorros, guantes…y todos envueltos en la lona de plástico salvadora, como en “papillote”, jajaja! Nos hemos reído como niños mientras acomodamos nuestro hotel 3 estrellas con piedras, para evitar que se nos caigan sobre la cabeza durante la noche, jajaja! ¡Vaya pasada! Realmente, se tiene que experimentar para entenderlo, jajaja!

Tres horas más tarde, al despertar ( !), algunos peruanos sacando la cabeza de sus “papillotes” respectivas, sonreían de ver a 2 extrangeros dormir como ellos. Mientras quería saludarle, hice caer la mitad de nuestro muro de piedras –que tenía, en teoría, que protegernos del frío- provocando sus risas ¡! Estábamos completamente helados de frío…pero ¡vaya recuerdo!

De día, nos ha sorprendido ver el número de fieles participando a las festividades. Miles de carpas eran puestas en el Valle, era como un tipo de Woodstock con tradiciones incas y cristianas, en el que grupos de bailarines cantaban todo el día, sobre las 24h. Una locura total !!!

Plato de arroz con maté para calentarnos en una de las carpas de plástico, mientras nos distraíamos en mirar la gente caer delante de nuestro chiringuito…todo era cubierto de hielo! Nuestra cocinera nos indica con orgullo, que cada persona que se caía al suelo, se tenía que considerar como pecador, y en este caso irse directamente a confesar al templo…Está claro que siempre teníamos mucho cuidado al salir de su carpa, jajaja!!!

Luego, nos hemos paseado entre la muchedumbre para observar este espectáculo en vivo. Quizas no nos damos bien cuenta de lo que hemos perdido con nuestra ausencia de tradiciones, y comunidades culturales. De todas formas, es realmente extraordinario ver a tantos jóvenes, felices de bailar y tocar música mientras suben a la montaña, sin el menor signo de cansancio, y estas mujeres girar y girar con sus tacones (¡) y sus bonitas faldas. Hemos pasado horas y horas en observarles, cada comunidad tenía sus propios trajes y ritmos, llevados por los “Pablitos”, los jefes de las comparsas. ¡ Una expresión espiritual muy rica, única!

Después de una siesta bien merecida en el Sol, mientras mujeres pelaban montañas de papas para su comparsa, los Queros han llegado por fin, y con ellos, Natacha. Uuff! La comunicación verbal con los miembros de la comunidad ha sido un poco difícil ya que sólo hablan Quechua, sin embargo, hemos conocido a personas sencillas y puras. Ofrandas de hojas de coca, caldo compartido con ellos, a veces la comunicación era simplemente gestual.

Otra antropóloga, una peruana y una pareja de italianos acompañaban también dicha congregación. Hay que reconocer que para participar a esta celebración, es necesario tener ya contactos con las comunidades, de ahí la casi ausencia de extrangeros. Del número impresionante de peregrinos, apenas hemos cruzado a unos 20. Por la tarde, hemos asistido a bailes, antes de ir a un pendiente de la montaña dónde juegos eran organizados.

El poder de « The Secret » toma toda su dimensión. En realidad, cada uno puede comprar su coche en miniatura, su tienda, construir su casita con piedras, y celebrarlo con confeti y petardos. El objectivo es que cada sueño se pueda realizar durante el año. Era también posible comprar billetes falsos (dólares, euros…) o casarse por la broma. Y es lo que hemos hecho para 10 soles! Boda celebrada con más de cien peruanos, todos sorprendidos y contentos de ver a los 2 únicos occidentales de la fiesta decir “si” con falsos anillos. El cura – también falso- se lo ha pasado también muy bien, alargando su discurso para la risa de todos. Vaya situación más burlesca!!! Una ceremonia divertida, que se acabó con un baile y una lluvia de confetis lanzados por nuestros dos testigos, Natacha y Simone, el italiano. Por supuesto, enseñaremos la video para los aperitivos, jajaja!!!

Por la noche, hemos bailado con los Queros, esperando la salida de la Luna, momentos sencillos y acogedores.

Después de una noche más que helada a 4 en una tienda (noche de miel bastante original, jajaja !), nos hemos ido con Natacha en la montaña Colquepunku para ver las comunidades bajar del Nevado. Subido a las 3-4h de la madrugada, son más de 3000 personas que han esperado la puesta del sol al pie del Nevado, ellos tienen que regresar con brillantes bloques de hielo sobre sus espaldas, los cuales simbolizan la “estrella de las nieves”, la misma que posteriormente será ofrendada al sanctuario. Calentamiento global, esta tradición ya no es en vigor, en cambio se lavan las manos con las cristalinas aguas del Nevado, hecho que simboliza la purificación del alma y su unión con la Naturaleza. ¡Y qué espectáculo ver miles de hombres y mujeres, algunos adornados con plumas de aves, corriendo en las montañas al amanecer! ¡Realmente magnífico!

Después de una última danza con los Queros- bastante emocionante-, nos hemos ido para 38km de caminata con otras comunidades, para llegar a Ocongate. Y es acompañados con miles de peregrinos que hemos caminado una primera parte del trayecto, con los músicos y danzantes, además de personas que llevaban ollas e insumos para la preparación del potaje tradicional. A parte de un équipo de televisión japonesa y algunos periodistas peruanos, no hemos cruzado a ningun extranjero.

Y efectivamente, las personas de las comunidades eran a veces sorprendidas de vernos con ellos, y a la vez se mostraban muy amables. Aquí, el concepto de fraternidad coge todo su sentido. Una vez llegados al primer campamento alrededor de las 16h, la comunidad de Andayate- formada por uno de los amigos de Natacha- nos ha acogido con mucha energía, ofreciéndonos cena y hojas de coca. Luego, hemos podido descansar de nuevo debajo de nuestro hotel de plástico los 3, mientras algunos “Pablitos” hacían juegos en la montaña de enfrente, provocando la risa general de la gente. ¡Qué energía!

Sobre las 20h, algunas comunidades empezaban ya a cantar y bailar, en pequeñitos grupos, anunciando así el inicio de la trashumancia. Y efectivamente, de noche, en fila india, cada uno con su propia comunidad, con oraciones y torchas, hemos caminado horas y horas. Díficil describir lo que hemos sentido en estos momentos. El son del tambor marcaba nuestros pasos, las flautas parecían aliviar nuestro cansancio y borrar un poco este terrible frío. Era imposible perder el ritmo, ya que teníamos que quedar con nuestra comunidad. Cada hora y media, hacíamos pausas, muchas veces necesarias, aunque nos helábamos de frío enseguida. De hecho, nos proponían tomar alcohol de caña de azucar y hojas de coca para darnos energía. Y bajo un cielo estrellado como nunca, y con esta música que habíamos oído tanto, seguíamos de nuevo. A veces, se podía cruzar grupitos de gente parados, sin luz, ni música, para facilitar el descanso. Escenas que eran al final bastante normal, pero ahora, nos parecen totalmente halucinantes.

Sobre las 4h de la madrugada, hemos llegado en el lugar de la ceremonia del día siguiente. Después de haber tomado un ponché caliente, nos hemos puesto debajo de nuestro hotel-plástico. La verdad es que nuestra carpa era tan pesada, que hemos recorrido al método antiguo, un poco “rústico” eso sí, pero que funciona al final, jajaja! De hecho, nos hemos partido de risa viendo que todos los vecinos peruanos dormían en tiendas, mientras que nosotros 3 occidentales nos tocaba dormir de nuevo en “papillote”, jajaja!!! Qué locura!!! De todo modo, esta noche, se me ha olvidado poner mis zapatos debajo del plástico, les he encontrado más tarde completamente helados!!!

Tres horas más tardes, cientos de personas se activaban en la preparación de la ceremonia de la salida del Sol. Y vaya emoción descubrir comunidades enteras, perfectamente en línea desde la cumbre de la montaña, arrodillándose en silencio, mientras aparecían los primeros rayos del Sol. Un momento suspendido, mágico! En este instante, uno olvida fácilmente el cansancio acumulado y este maldito frío. Realmente, merecía la pena cambiar las playas ecuatorianas para vivir estos momentos impactantes…

Luego, empezó la fiesta, las comunidades corrían en las laderas de las montañas en zigzag con sus banderas, músicas, cantos…3 horas de espectáculo hasta bajar al final del Valle. Ceremonias, alegría, fervor…¡qué magia!

Y 2 horas de trekking y 3h de bus más tarde, ya estabamos de nuevo de regreso en Cuzco.

Claramente, hemos soñado muchas veces acabar nuestra vuelta al mundo bronzeando en las playas del Ecuador, pero la experiencia humana ha sido tan enriquecedora, impactante, que estamos muy felices de haber disfrutado a 200 por hora, hasta el final.

Fuertes momentos de comunión en los que hemos podido percibir todo el espíritu andino, en el que el pueblo se entrega con devoción a su dios supremo: la Naturaleza.

Realmente, ha sido nuestra experiencia humana más fuerte, y de lejos…


Respuestas

  1. Sin palabras, estas vivencias pervivirán para siempre con vosoros


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